La empresa británica Air Fuel Synthesis (AFS) ha desarrollado una novedosa tecnología capaz de capturar aire fresco y convertirlo en gasolina sintética. Para probar su eficacia, los ingenieros de esta pequeña compañía instalaron una planta piloto en la ciudad inglesa de Stockton-on-Tees en el año 2012. En solo dos meses fueron capaces de producir cinco litros de gasolina gracias al uso de dióxido de carbono y de vapor de agua.
El producto final huele y se parece a la gasolina tradicional, pero es más limpio que el combustible fósil. La compañía esperaba que el proyecto pudiera crecer y convertirse en una planta comercial capaz de producir una tonelada de gasolina al día, para lo que estaba buscando fondos. Su visión era producir un combustible de gran consumo que pudiera ser usado en cualquier tipo de depósito, incluidos los de los aviones.
Un sueño que no pudo hacerse en realidad
A pesar de los deseos de sus creadores, el proyecto no pudo ser comercializado. Lo cierto es que era una interesante solución para ayudar a resolver la crisis ambiental y el calentamiento global. Una alternativa perfecta para el combustible fósil.
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